Wikipedia

Resultados de la búsqueda

jueves, 3 de mayo de 2018

FERNANDO – CIRO – LUCHO (II)



Me tocaba ya mi trabajo de parto, era primeriza, no había tenido ningún control prenatal, no había ginecólogo en ese penal de máxima seguridad, construido solo para presos hombres, no estaba pues preparada en profilaxis ni había recibido alimentación balanceada y reforzada, ni multivitamínicos. Como ingrese al penal con muelas cariadas y al no haber atención dental de curación, tuvieron q extraerme varias muelas.

La Guardia Republicana (custodios policiales en cárceles) no quería llevarme al hospital a dar a luz, no había médico permanente en el penal, solo si había una emergencia traían al médico de turno del penal de Lurigancho. Es decir, debía dar a luz por mi cuenta. Se inicio las contracciones para el parto, mis compañeras tupacamaristas comenzaron a agitar consignas: “exigimos respeto a nuestros derechos”, “exigimos atención de salud para nuestra compañera”, “exigimos evacuación a la maternidad de lima”. Así fue como los compañeros del 4to piso del pabellón 2ª escucharon y también comenzaron a agitar, lo valioso es que el resto de la población penitenciaria (delito común) también agitaron apoyando que atiendan a la embarazada. Yo era la única embarazada en ese momento, y tu: Ciro, el padre y el delegado de los compañeros presos tupacamaristas. Me llevan al tópico del penal, me examinan y opinan que debo ser evacuada la Maternidad de Lima.

Por la presión de lxs compañerxs, el comandante de la Guardia Republicana, director del Penal, trae al tópico al delegado del pabellón 2ª, te traen a ti Ciro, no sabían que eras el padre de mi bebe, el policía me mira y me dice que me dejará unos minutos con el delegado para que lo “tranquilice”; ya juntos, me preguntas “¿Cómo estás?” “Bien, ya tengo contracciones, me llevaran al hospital”; nos acariciamos solo con la mirada, sentí tu compañía y ternura. Ambos estábamos entrenados para no ser efusivos ni demostrativos en público, éramos presos políticos, guerrilleros, firmes y sin flaquezas. Esa es la imagen que el personal policial debía llevarse, pues sino abusaban y reprimían sin contemplación. Los tiempos eran duros y difíciles.

Tuve (tuvimos)la oportunidad de estar lxs tres (mi hija, Fernando y yo) juntos momentos antes de dar inicio a la gran travesía de nuestra querida hija, que empezó el 16 de Junio de 1988, yo tenía 23 años y tú, Fernando, 24 años.