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jueves, 17 de noviembre de 2016

LATIDOS DE VIDA...

LATIDOS DE VIDA…

Mi pedacito de mujer:                                                                               6 de febrero de 2009
    
 ¿Sabes cuánto te amo? El universo me queda chico para definir la dimensión del amor que te tengo. Ayer conversaba con algunas de las muchachas que viven acá (de otros delitos) sobre cómo hemos tenido que romper esquemas en los conceptos clásicos (o sociales) como son el rol de la mujer, el qué es ser madre en forma tradicional, el ser hija, el ser profesional de cómo debes “ser” para estar aceptada en la sociedad, y como supondrás muchas hemos tenido que ser creativas y procurar ser mujer, madre, hija, amiga dentro de nuestra propia realidad (estando muchos años presas) y convicciones, todo esto a raíz de lo sensible que he estado estos últimos días, pues tuve que recordar vivencias bastante difíciles. 

Te cuento que el martes 3 de febrero llegaron del Ministerio público para tomarme mi declaración sobre el proceso por las torturas a las que fui sometida en octubre de 1987, o sea hace más de 21 años; en realidad, si bien somos muchísimos los que fuimos brutalmente torturados durante todos esos años, son escasos los casos en que ha procedido a dar curso a un proceso penal. Te hago recordar: en mi juicio del mega proceso, a raíz de mi declaración-denuncia sobre las torturas que me inflingieron, se pidió el testimonial de muchas personas y personal policial, la cosa es que vinieron dos oficiales de la policía nacional (Policía de investigaciones en ese tiempo), un mayor que fue el que me detuvo en una calle de Salamanca, y el Coronel X de la DINCOTE .El primer oficial, el mayor de la DIVISE (división anti secuestros) declaró que me había detenido sola en una calle del distrito de Salamanca, sana y sin lesiones me entregó a su superior ese mismo día el 23 de octubre de 1987, el coronel de la DINCOTE me recibe el 3 de noviembre en la DINCOTE y reconoce ante el Dr. Talavera (presidente de la Sala Nacional de Terrorismo) que me recibió con lesiones y maltratada  haciéndome pasar médico legista, para salvar responsabilidades (todo en esos años), entonces había testimonio de los propios policías de que en un período de 10 días yo fui salvajemente torturada y maltratada, rompiéndome el brazo derecho y otras lesiones más, desbaratando el atestado policial de la DIVISE que afirmaba que yo fui detenida en una casa y que al resistirme a la detención me caí de las escaleras fracturándome el brazo derecho. Recuerdo que tanto en mi instructiva en la DIVISE como en la DINCOTE yo denuncié que estaba siendo ferozmente torturada, cosa que les provocaba furia, yo igual denuncié a pesar de que sabía de que en las noches se ensañarían mucho más conmigo, pero hice algo más: como estaban presentes en ambas declaraciones fiscales de turno (que por fortuna eran sensibles) le dije que si ellos no se quedaban esas noches me torturarían nuevamente, y parece que les toque el corazón o no sé, la cosa es que en los dos casos ambos fiscales pernoctaron en dichas dependencias para verificar de que no fuera maltratada, les debo a ellos noches tranquilas (sin sesiones de interrogatorio “científico”).

 Lo bueno es que tras 21 años, volví a ver aquel atestado y mis palabras de denuncia ahora toman una importante dimensión, te juro que yo en ese momento lo denuncie porque creí fervientemente que era fundamental decirlo sin ambages ni dudas (aunque confieso que tuve pánico por que se ensañarían más conmigo), en esos momento ellos hacían lo que querían con mi cuerpo, pero yo aún conservaba mi dignidad, mis convicciones, mis valores y mi capacidad de amar, todo ello me daba fuerzas para enrostrarles cara a cara y lograr, a pesar de estar “vencida” como ellos decían, lograr salir victoriosa. Hija mía, esa etapa no fue fácil ni sencilla, fue durísimo, durante todos estos años lo he racionalizado, analizado para tomarlo más fría y serenamente, pensé que lo había logrado, pero…, soy un ser humano común y corriente y comprobé, al dar mis declaraciones detallando todas las torturas y agresiones, que me removieron toda el alma…, por fortuna he tenido cerca de personas que no solo me entienden, sino que me abrazan y me acompañan en esta etapa, que me resultó emocionalmente  dolorosa. 

Hija adorada, ya me conoces saco fuerzas de flaquezas, te estoy enviando un escrito que hice como una forma de soltar y expresar todo lo que significó esos momentos para mí, por que tú ya tenías vida en mí y fuiste y eres mi motivación de vida y de amor. Hija mía  ¿cómo decirte todo lo que te debo?, tú fuiste la que me formaste y me enseñaste desde tus primeros días la fuerza que da el amor, te amo hijita mía, te amé ayer, te amo hoy y te amaré toda mi vida.


Febrero del 2009
     Parecía que ya era algo superado…, es lo que pensé. El martes 3 me comunican en la mañanita que tendré diligencia a las 10 a.m. sobre la demanda por torturas contra mi persona, en octubre de 1987, que la SNT (Sala Nacional de Terrorismo) dio curso para abrir proceso de investigación y que fue ratificado por la Corte Suprema de Justicia. No tuve tiempo para preparar mi defensa y sobre todo para prepararme yo psicológicamente. Fue el ministerio público el que llegó para hacer las indagaciones preliminares y tomar mi declaración sobre los hechos que fundamentan la denuncia. Hoy es jueves 5, son las 11.20 a.m. y siento un tic nervioso en mi ojo derecho, a pesar de que el mismo martes, luego de la diligencia, y el miércoles he llorado para desahogarme por todo lo relatado y por ende vuelto a vivir, aún siento que me encuentro muy sensible, tocada por los hechos que acaecieron hace más de 21 años. Que indefensión tuve en esos días, que nivel de amor logré en esos momentos pues llevaba en mi vientre a mi hijita adorada, qué fuerza para protegerla, para vivir por ella y con ella, y el contraste con la brutalidad la de esos individuos que no cesaban en sus agresiones, groserías e inhumanidad. 
Sabía que eran brutales pero tuve que vivirlo en carne propia para conocer la dimensión a la que puede llegar la insensibilidad. No  me aferré a la vida por cumplir la meta ideológica, me aferré a la vida por ti hija mía, resistí con toda la fuerza de mi alma (aunque a veces temía que mi cuerpo no me siga), y cada noche en silencio, antes de cada sesión, te decía en silencio “saldremos vivas de este infierno mi bebe”, “yo estoy aquí protegiéndote…”, y cuando me regresaban y me tiraban como un trapo viejo al piso de mi celda, quedábamos tú y yo, unidas y todo el resto no importaba, sabíamos que juntas valía la pena vivir. Había visto en una película sobre el Holocausto judío cuando uno de los torturados decía: “llega un momento en que el dolor es el máximo posible, entonces ya no sientes tu cuerpo, se hace insensible a los golpes, cuando llegues a ese nivel, solo procura no morir”. Es lo que viví la primera noche de torturas, cuando mientras violentaron mis brazos para proceder a colgarme sobre una viga del techo, ellos se burlaban de mis quejidos y padecimiento, al contrario parecían gozar con la escena, ¿porqué son así? ¿Acaso están ebrios, drogados, o simplemente fueron degenerando a fuerza de interrogar y torturar permanente y sistemáticamente?, una, dos, tres horas… ¿cuánto tiempo me tuvieron así? No lo sé solo sé que me fue una eternidad…, y cuando ya sentía que no tenía cuerpo, me jalaban de los pies y el dolor se quintuplicaba lanzaba unos gritos que jamás sensibilizaron sus corazones, y tu mi bebe, ¡cómo resististe!    Querías vivir, desde esos primeros días supiste lo que es el verdadero amor, ese en el que eres capaz de dar la vida por los que amas o el de resistir el dolor más atroz con tal de proteger al ser que más amas, TÚ HIJA MIA, tú fuiste mi fuerza, la fuerza del amor, ellos no sabían que estaba embarazada, no se los dije por que sabía que en su brutalidad e irracionalidad lo primero que harían para doblegarme sería golpear mi vientre…, pero tú y yo nunca nos separamos hasta ahora que seguimos más unidas que nunca. Ya no tenía control de mi cuerpo supe lo que es sentirse un estropajo, mis músculos, huesos, nervios no me respondían, no podía ni siquiera articular una palabra, pero sobreviví esta primera noche, “sobreviviremos esta y muchas noches mi hija adorada” te lo decía en silencio y tu corazoncito aprendió desde tan temprano a ser fuerte amando.

Al soltarme las amarras de los brazos el dolor se volvió indescriptible e inmenso como si me hubiesen arrebatado una parte de mí y es que me rompieron el brazo derecho, se les paso la mano en el tiempo de “la colgada” y al estar jalando mis pies a cada momento,  los torturadores se sorprendieron, en el tumulto distingo voces de mujer, ¿también hay mujeres que terminan por integrarse a ese infierno y ser peor de los peores? Tenía los ojos vendados, desnuda y a merced de sus lujurias, agresiones y enconos, podían hacer lo que hacían con mi cuerpo pero jamás obtendrían mi dignidad, y mi humanidad no me la quitarían. Y mi triunfo fue sobrevivir junto a ti y hoy construir nuestras vidas en amor. No comía ni me daban agua por varios días, tirada en el piso de una celda con puerta de plancha de metal, no tenía fuerzas ni para llorar, por primera vez sentí que una mujer revolucionaria al hacerse madre, reafirma su capacidad de amar y de entrega, así como te protegía a ti hija mía así mismo protegía a todos aquellos que daban todo por una nueva sociedad. Si bien estuve dispuesta a morir ahora estaba dispuesta a vivir por ti para luchar y amar. Tener una vidita dentro de mí hacía que redoblara mis fuerzas y mis convicciones, eso lograste en mi hija adorada, tú necesitabas un mundo nuevo y mejor, ahora tras 21 años, la tarea sigue pendiente, pero ya tienes 20 años y hoy caminamos de la mano hacía ese nuevo futuro, como madre-hija, como amigas. No puedes imaginar lo hermoso que es saber y ver que todo lo vivido en octubre de 1987 no fue en vano…, sobre todo porque nunca dejamos de soñar y tú eres la reafirmación de la vida y de la continuidad. Nos llenamos de amor aquellos días y desterramos el rencor, resentimiento y el oscuro sentimiento de venganza que pudo anidar en ti y en mi, pero por fortuna no sucedió. Te miro y eres sinónimo de FORTALEZA Y GRAN CAPACIDAD DE AMAR.

Es cierto que la vida tiene mucho de dolor, pero a la vez trae mucho de color y luz, míranos ahora, nos amamos y estamos unidas, rompiendo esquemas pues somos madre e hija de nuevo tipo. Eres una mujer hecha y derecha y te miro con admiración y orgullo, eres la energía revitalizadora, la pureza del amor. Acá tienes a tu madre, que si bien la tienen tras los muros jamás lograron apresarla en su corazón y en sus sueños, soy libre por que te amo.



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